martes, 13 de diciembre de 2011

Reportaje sobre el Movimiento Gótico en Zaragoza

Hola! Con motivo del II Festival Gótico, decidi elegir este tema para un trabajo de la asignatura de Periodismo Local, y ahora quería compartirlo con vosotros, por si os interesa.

Azahara Pintanel: “Aún sin ser gótico puedes disfrutar de esta cultura muchísimo”
La ciudad de Zaragoza aspiraba a ser Capital Cultural, y con razón, puesto que entre sus calles podemos encontrar infinidad de manifestaciones. Una de ellas, y escasamente conocida por sus habitantes, es la cultura gótica. Desde sus inicios en los años 80 en Inglaterra, se ha extendido por todo el mundo. Zaragoza no es una excepción y en su seno se ha forjado una importante comunidad de este movimiento que abarca todas las áreas artísticas.
Cuando se escucha la palabra gótico, uno suele imaginarse a una persona vestida de negro, con la cara muy pálida y un maquillaje oscuro, no se piensa que detrás de todo eso haya una forma de pensar, de ver el mundo y una cultura diferente que abarca todos los aspectos artísticos. Es lo que tratan de cambiar eventos como la Semana Gótica de Madrid y el Festival Gótico de Zaragoza. “La cultura gótica no es un tema que esta allí en un rinconcito alternativo raro que nadie puede disfrutar, sino que aún sin ser gótico realmente puedes disfrutar esto muchísimo. No somos góticos y todos hemos visto Drácula”, declara Azahara Pintanel, organizadora del Festival Gótico de Zaragoza que este año celebró su segunda edición.
Y es que, tal vez el éxito de sagas adolescentes como Crepúsculo hayan hecho a los simpatizantes de este movimiento enseñar qué es realmente la cultura gótica al público. La misma Azahara Pintanel lo dice: “Queremos acercar la cultura gótica a la gente y que la gente no lo vea como algo extraño, sino como algo que forma parte de la cultura general”.
Cualquiera puede reconocer cuándo una película es gótica, ya sea por sus ambientes oscuros o por sus personajes tenebrosos; en cambio, en el resto de campos es más complicado. Es más, cuando hablamos de góticos, muchas veces nos vienen a la cabeza películas como Sweeney Todd o la Familia Addams. Esto puede llevar a pensar que la cultura gótica se basa muchas veces en el mundo del cine. “La cultura gótica es eminentemente visual”, dice Azahara Pintanel, “no es que se base en el cine, sino que las artes, en muchos casos, escogen recrear o tomar como inspiración culturas ajenas a lo cotidiano, siendo la gótica un elemento de gran impacto visual.” La escritora Amaya Felices cree que el cine es importante en la sociedad actual porque “mucha gente prefiere una buena película a un buen libro, aunque para mí no son excluyentes”; pero no es de la opinión de que la cultura gótica se base en el cine, sino que “éste la ha corrompido de algún modo, para adecuarla a los personajes tipo que pueda necesitar, lo cual es una pena.”
Está claro que Zaragoza es una mezcla de culturas, no solo de diferentes países sino también de las suburbanas. Entre ellas, la gótica ocupa un puesto privilegiado en la ciudad, en la que existen manifestaciones de todas clases. A pesar de ello, es una gran desconocida para la mayoría de la población, aunque poco a poco va reclamando el lugar que le corresponde.


Desfile de Sanctuary Dark Passion en el II Festival Gótico de Zaragoza.

“Un 95% aproximadamente de las canciones están basadas en experiencias y sentimientos propios”
La música es un aspecto importante dentro de esta cultura. Zaragoza cuenta con el grupo Sadai, que este año ha autoeditado su primer CD oficial: “Mi última lágrima”. El proceso de crear una canción es largo y requiere de la participación de todo el grupo: “componemos una base musical sin objetivo definido; tras esto, la cantante la escucha y analiza lo que siente y le trasmite al escucharla. De ahí sale el tema principal que entre ella y el resto del grupo vamos desgranando.”
La inspiración no siempre está cuando se la necesita, pero los miembros del grupo tienen un truco: “un 95% aproximadamente de las canciones están basadas en experiencias y sentimientos propios que en algún momento ha “sufrido” alguno de los miembros del grupo. Guardamos ese 5% para algún tema especial de tipo fantástico o representar estos sentimientos mediante alegorías o símiles”. Cada uno de los miembros del grupo está influenciado por estilos diferentes, pero en conjunto intentan crear un sonido propio. “Buscamos aunar todas esas fuentes de inspiración y llevarlas a nuestro sonido, tratando de hacer que suene a Sadai”.
Asociada con la música podemos encontrar lo que se conoce como danza gótica: un estilo de danza oriental, pero con toques góticos. En Aragón existen varias corporaciones. Tanto la agrupación Danza Oriental Aragón como el grupo Trauppe Yafariyya, a los que pertenece Azahara Pintanel, dan clases en Zaragoza de esta modalidad de baile. Sus movimientos sensuales, misteriosos, ancestrales y simbólicos casan muy bien con las bases de la cultura gótica.


El grupo de Sadai fotografiado por Flare Project.


“En la literatura gótica hay un erotismo que se manifiesta de manera encubierta”
Una de las bases de este movimiento es el Romanticismo del siglo XIX, concretamente la literatura de esta época: Bécquer, Allan Poe, Lord Byron, Polidori… En este periodo fue cuando se crearon los grandes clásicos de la actual literatura gótica, por ejemplo, Drácula. Muchos de los temas de estas obras siguen vigentes a día de hoy, aunque con variaciones. “La ficción gótica del siglo XVIII ha evolucionado y ha influido en otros géneros, como la novela de terror”, nos cuenta la escritora oscense Amaya Felices.
Para esta autora, la literatura gótica se podría definir como “una fascinación por la muerte, por la belleza de lo inmutable; una atmósfera de misterio y suspense; unas heroínas y héroes sujetos a emociones intensas; y un erotismo que se manifiesta de manera encubierta.”
Actualmente se está dando un repunte de este tipo de literatura con el éxito de algunas sagas como la de Crepúsculo, apareciendo reediciones de clásicos de la literatura gótica como Crónicas Vampíricas de Anne Rice y otras obras de vampiros. Para Felices, “los vampiros son una figura atemporal que permanece en la literatura más allá de las modas.” Esta nueva oleada vampírica ha servido para impulsar la literatura gótica, “aunque los vampiros que brillen al sol no tengan nada que ver con los tradicionales”, en palabras de Felices.


“Cada vez son más personas las que piden una sesión con estilismos góticos”
Antes de que el Festival los diera a conocer, en Zaragoza y en Aragón por extensión, existían manifestaciones culturales góticas de todos tipos. Entre ellas están las obras de Luis Royo, natural de Teruel, que es conocido tanto dentro como fuera del país. En sus ilustraciones aparecen ambientes oscuros y apocalípticos cargados de sensualidad. Sus creaciones son iconos del arte gótico reconocidas internacionalmente, pero en Zaragoza apenas se le conoce fuera del movimiento.
En el terreno de la fotografía, Carol Minguillón, junto con su pareja Alfonso López, crearon el colectivo Flare Project. Desde entonces, han realizado exposiciones y fotos tanto a grupos de música (Sadai entre ellos) como a marcas de moda. “Es una fotografía mucho más oscura, la paleta cromática de color se reduce a la utilización de colores mucho más oscuros”, explica Minguillón. No solo son los góticos los que piden fotografías de este estilo, “cada vez son más personas las que no tienen nada que ver con el mundo gótico y sin embargo piden realizarse una sesión con nosotros caracterizados con estilismos góticos”, nos cuenta Minguillón.

“He aprendido de forma autodidacta, a prueba y error”
Una cosa muy importante en esta cultura, y la más conocida, es la ropa. Al contrario de lo que popularmente se cree, no basta solo con vestir de negro. El corte, diseño, estampados y adornos también son importantes, incluso se pueden usar elementos de otras culturas como hace Yolanda Villajos: “Selecciono los continentes y las culturas que quiero fusionar, investigo las dos y busco nexos en común. Es como un dialogo entre ambas culturas.”
Yolanda tiene su propia marca, Sweet Rebeldy, con la que realiza diferentes proyectos y que actualmente se ha centrado en el mundo del kimono japonés, combinándolo con otros componentes: “lo que modifico es el contexto, los tejidos, le pongo volantes o puntillas o lo que sea, pero siempre partiendo del patrón del kimono.” Coser no es fácil, y mucho menos un kimono. Yolanda aprendió de forma autodidacta, “no he encontrado en ningún sitio lo que es el montaje real del kimono. Eso ha sido más o menos pensando en que es parecido a una chaqueta o un abrigo.”
En la calle Mariano Barbasán podemos encontrar la tienda Faylinn, donde la marca Sanctuary Dark Passion de Silvia Díez vende sus creaciones, además de Cenedra, de Martha Peters. La mayoría de sus creaciones son cosidas a mano y por ello son únicas, por tanto, el precio de cada pieza suele ser elevado. “Esto es como la alta costura, lleva muchísimas horas de trabajo”, explicó Yolanda.

4 comentarios:

Anny D Lee dijo...

OIns!! que reportaje mas chulo^^, me encanta en serio, me estoy pensando el comprar algo de la tal sweet rebeldy cuando ajunte dinerillo XD.

Besos guapa!!!

Morgana Dragonheart dijo...

me alegro que te guste ^^
un saludo!

Cat dijo...

Guau, qué genial reportaje ^-^
Yo que apenas logro decir, y mal, la mitad de lo que quiero en mis entradas >-<
¡Ah! Yo he estado por las tiendas de Mariano Barbasán y, aunque caras, sus cosas son geniales, preciosas, y valen la pena. Aunque creo que Yolanda, la de Sweet Rebeldy, me dijo que ahora casi siempre vendía en los puestos que monta durante eventos (como en las Jornaicas) y que ya apenas en la tienda que tiene (muy escondida, por cierto, hasta que acerté a averiguar que estaba en el bloque de pisos... >-<)o algo así.
Oh, y me encantó la charla que dio Amaya Felices durante la velada nocturna... Aunque nada sabía de algunas cosas que cuentas, como Flare Proyect, me eran desconocidos hasta ahora >-< Del resto si sabía algo... (uy, qué comentario más largo me ha quedado...)

Madame Macabre dijo...

Está genial, me ha gustado mucho. No sabía yo que Luis Royo era de Teruel, jeje.

Besitos.