La Navidad cristiana, tal y como la conocemos, no es más que la adaptación al cristianismo de una fiesta más antigua que se celebraba tanto en los pueblos nórdicos y celtas como en Roma. Se la conocía como Yule (del nórdico antiguo: Júl).
Esta fiesta se celebraba el día del solsiticio de invierno (21 de diciembre), el día con la noche más larga del año. En esta noche se celebraban grandes banquetes donde se reunia la familia. Había una tradición, que en algunos lugares aún se celebra que era el Tronco, donde toda la familia lo tocaba y pedia un deseo para después quemarlo en el fuego del hogar.
El día de Yule también se celebraba el día en que el sol vence a las tinieblas, porque a partir de este día los días empiezan a ser más largos, hasta el día del solsticio de verano (21 de junio). Se celebraba el nacimiento del dios, que volvía a iluminar el mundo. Con este significado es fácil imaginarse la idenficación de esta fiesta con el Nacimiento de Jesuscristo (el sol que vence a las tinieblas es Cristo).
Me dejo muchas cosas, como la tradición de Santa Claus, pero como esto no es tradición celta no he querido comentarlo.
En conclusión: como siempre, la mayoría de las fiestas que tenemos tienen un origen más antiguo de lo que podemos llegar a suponer. No debemos olvidar esos origenes, para poder comprender mejor nuestro presente.
y para terminar: ¡Feliz Navidad y Año Nuevo a todos!
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